miércoles, 8 de febrero de 2012

Recuerdo de un actor


Hojeando números antiguos de la revista Fotogramas, me topé con esta sorpresa. Con maneras de galán, Manuel Vidal Arias se presentaba como una de las jóvenes promesas del cine español. Su pequeño papel en La chica del autostop (Miguel Lluch, 1965) no había pasado desapercibido, y ahora volvía a tener su oportunidad en Golden Horn (Residencia para espías) del prolífico Jesús Franco, junto a Eddie Constantine y Diana Lorys. Como sabemos, con el tiempo Manolo Vidal se dedicaría a la escritura y a otras ramas de la profesión cinematográfica, como el guión, la producción e incluso la dirección, interviniendo sólo como actor en un cortometraje y en siete películas más, alguna de ellas sin acreditar.